Todo se
prepara como si fueran a casarse; altar, anillo, trajes elegantes, invitados,
banquete… pero falta algo; el novio, en su lugar estará el papá.
Sí, han
leído bien, el papá y la hija se comprometerán ante Dios para cumplir unas
promesas; ella la promesa de llegar virgen al matrimonio y el papá la promesa
de ser un hombre íntegro puro y moral.
“Yo, como padre de ………, me comprometo ante
Dios a abrigar a mi hija como su autoridad y protección en el área de la
pureza. Seré puro en mi propia vida como hombre, esposo y padre. Seré un hombre
íntegro y responsable de liderar, guiar y orar por mi hija y mi familia como
sacerdote de mi hogar”;
Esto es
parte del contrato que firman los papás para el compromiso de la ceremonia del
Baile de la Pureza. Ellas, las niñas son, por supuesto, menores de edad (entre
8-14 años aproximadamente) y se comprometen a llegar castas al altar, ni sexo
ni besos hasta que no contraigan matrimonio; todo bien detallado en un
contrato.
De nuevo
nos encontramos con una situación en la que los sentimientos y la opinión de
una mujer no cuentan, es más, se prepara todo mientras ella no tiene criterio
de elección así crecerá con esa idea sin posibilidad de elegir algo diferente.
El asunto es que papá decide por la niña y se une a ella para “cuidarla y
guiarla” por el buen camino hasta que llegue el gran día de su unión con otro
hombre.
La madre
no figura en el contrato, simplemente se supone que está de acuerdo con esta
ceremonia.
El primer
baile fue organizado, a finales de los años 90, en Estados Unidos por una
familia cristiana de Colorado Springs, estado de Colorado.
La
organización se llama Generations of Light y la dirige Randy Wilson junto a su
esposa y explica que la idea inicial era celebrar los vínculos entre padre e
hija; "Vimos que en nuestra cultura no
había lugar para desarrollar una buena relación entre un padre y su hija",
dijo Wilson a AFP.
"Esta
relación permite a las niñas convertirse en alguien fuerte, mientras que en
nuestra cultura estamos bombardeados de imágenes sexuales de toda clase", añade Wilson, padre de cinco niñas.
Existen
algunos detractores de esta práctica y afirman que muchas de estas niñas no
cumplen con el compromiso y en consecuencia no llegan castas al altar cuando
les llega la hora de casarse.
“El mensaje es claro y directo: depende de
los hombres el control de la sexualidad de las mujeres jóvenes”, aseguró en su libro de 2010, “The Purity
Myth” (El mito de la pureza), la escritora feminista Jessica Valenti.
Para ella, los
bailes de Wilson incluso sexualizan a las menores, en estas especies de “citas”
a las que acuden con vestidos de gala y peinadas y maquilladas por
profesionales, aunque tengan apenas 6 años.
Como Valenti,
hay otras voces de mujeres que se han hecho oír en contra de estas ceremonias.
Les adjunto uno
de los link que encontré para que ustedes mismos se hagan su propio criterio a
propósito de esta celebración. http://www.emol.com/tendenciasymujer/Noticias/2014/04/06/25535/El-Baile-de-la-Pureza-como-las-ninas-prometen-llegar-virgenes-al-matrimonio.aspx
Publicado por Lola Bahr
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