martes, 9 de julio de 2013

EN BUSCA DE UNA RED DE ADOLESCENTES EN ALTO RIESGO

Por Rosa Vilchez
“En lo que va del año –sin contar el mes en curso- ya son 29 casos de feminicidio en Perú, asimismo otras 30 mujeres estuvieron a punto de convertirse en víctimas de este delito. Sin embargo, a pesar que cuatro de cada diez peruanas han sufrido abuso y violencia física, sexual o sicológica, no todas denuncian el hecho por temor a represalias”. (Informe presentado por la Ministra de la mujer en un noticiero nacional en el marco de la aprobación de la ley del feminicidio)
Desde enero hasta mayo del 2013 el Ministerio Público -organismo constitucional autónomo creado por la Constitución Política del Perú en 1979, con la misión fundamental de defender la legalidad y los Derechos Humanos- ha registrado 10 mil trescientas denuncias de violencia familiar y sexual.
Además, un reciente informe del mismo Ministerio dice textualmente: De acuerdo al Observatorio de la Criminalidad, el año pasado se registraron 457 casos de Trata de Personas a nivel nacional. Los distritos fiscales con mayor porcentaje de denuncias ante la institución fueron Loreto con 12%, seguido de Lima con 10.9% y Cusco con 9.6%. 

En los operativos realizados por el Ministerio Público en los de centros de hospedajes, buses interprovinciales, locales nocturnos y “night clubs”, entre otros, se tiene como objetivo detectar y rescatar a las víctimas de este execrable delito, que generalmente son mujeres y menores de edad. Sin contar con los casos que no son denunciados”. Fuente: http://www.mpfn.gob.pe/home#
 
Feminicidios, trata de personas, violaciones, delincuencia, tráfico y consumo de drogas, embarazos adolescentes, trabajo infantil, son otros problemas que nos aquejan.
El Gobierno Central promulga leyes para penalizar estos hechos, pero ello no es suficiente para evitar llegar a estos lugares de violencia, que se están convirtiendo en lugares comunes para muchas poblaciones.
Los gobiernos locales o municipalidades incrementan acciones de vigilancia, pero aún así la violencia crece.
Las noticias en estos tiempos nos ha convertido en testigos pasivos del deterioro, dejando el problema en manos de las autoridades. Pasividad que nos hace cómplices de estos crecientes delitos. Lo mismo sucede en las calles, cuando contemplamos el tráfico de drogas, el alcoholismo de menores, niños en estado de abandono y otras tantas muestras de deterioro y corremos a las casas a encerrarnos creyendo que así ese monstruo no nos va a alcanzar.
Una reciente publicación del Diario El Comercio señala “Comisarías de Lima reciben cada día 360 denuncias por robo” Cada día en Lima y Callao las comisarías reciben 360 denuncias de hurtos y robos, unos 10.800 casos al mes, y eso no incluye a los que prefieren callar (no denuncian). 
Día a día los noticieros nos presentan los casos de violaciones, asesinatos, robos. Los noticieros redundan sobre los casos, haciendo de ellos patéticos recuentos, para luego, mostrar a los supuestos victimarios en manos de la policía.
La información así tratada nos ha convertido en pasivos espectadores de ese sin sentido, haciéndonos creer que esa es la solución. Es común escuchar en los noticieros “que los metan a la cárcel” como las declaraciones de los familiares de las víctimas; creyendo que esa es la solución, cuando sabemos que las cárceles son lugares donde no existe readaptación, tan sólo son lugares de donde estos seres salen mucho más curtidos.
A fines de abril del presente año, una noticia nos sorprendió dolorosamente, una joven de 22 años, estudiantes universitaria, fue encontrada muerta en un río, había sido violada. La joven había tomó un transporte público conocido como “mototaxi”, vehículo donde encontró su desgraciado fin. Luego de las investigaciones los mismos noticieros nos mostraron a los delincuentes: dos jóvenes de 22 y 16 años respectivamente.
 Pregunto ¿Cómo llegaron a ese sin sentido esos jóvenes? No eran analfabetos, habían al menos cursado la educación primaria, más sin embargo su relación con la vida y con la mujer estaba profundamente dañada para llegar a esa situación.
 La realidad muestra una población que necesita ser atendida y formada para convivir. (*) “Aquí hago referencia a una reflexión hecha por esta servidora a propósito de este caso y que nació al leer un artículo publicado en el blog de Inspiración femenina sobre la desaparición del cromosoma Y”
Una mirada consciente a esta realidad me llevó a pensar que los diseños educativos en su mayoría son de carácter “conocimientista” es decir el alumno va a que le den conocimientos que no necesariamente redundará en una consciencia humana indispensable para la convivencia armoniosa.
Desde que ingresan a la escuela los niños van a adquirir conocimientos que no necesariamente los habilita para una convivencia solvente, de respeto por la vida.
El currículo escolar apartado de los reales problemas de la cotidianeidad. No se contempla las necesidades de formación para salir del caos. Dentro de las escuelas el fenómeno “bullying” acompañado del incremento de consumo de drogas y alcohol, es reflejo de lo que se deja de enseñar.
Se supone, -entre comillas- que es la familia quién educa, pero ¿cuál es la situación de éstas familias?  ¿cómo conviven? ¿qué recursos tienen para educar?
Quien comenta esta situación creció en un distrito popular, de niña jugaba en la calle con las chicas y  chicos del barrio. Las vacaciones escolares eran un paraíso, terminaba con presteza las tareas de la casa, para luego tener tiempo para salir a jugar, las horas de juego se prolongaban hasta la noche, la calle era nuestro gran patio donde todos coincidíamos, estoy hablando de los años 1965-1976.
Luego a los 15 años ya la cosa se puso algo turbia, los chicos empezaron a alejarse del juego, se retiraban del barrio, pasaban horas ausentes, empezaron a manejar otros códigos que ya no comprendía... hasta que comprendí, habían empezado a meterse en el mundo de las drogas.
La llegada de las drogas cambió drásticamente la estructura del barrio, fue como si todo se ensombreciera, el ambiente se puso denso y al mismo tiempo desolado. Pero nadie hablaba del problema y mucho menos se hizo algo para erradicarlo. Pero con ello la delincuencia aumentaba y el peligro hizo que nos encerráramos en nuestras casas con más seguros y por ende más miedos.
San Martín de Porres es un distrito limeño con 63 años de creado, yo tengo 51, y lo que he contemplado es la suma de problemas. Llama enormemente mi atención que ese problema continúe con mayor fuerza. La comercialización y consumo de PBC, marihuana y alcohol son de un descaro asombroso.

Pero lamentablemente San Martín de Porres no es el único distrito aquejado con dicho problema. Según fuentes oficiales los distritos con mayor inseguridad, “que se sepa”, son: Comas, Carabayllo, San Juan de Lurigancho, La Victoria, Villa El Salvador y la Provincia Constitucional del Callao.
Cabe señalar que la comercialización de drogas hasta antes de los años 70 era para un grupo selecto, debido a su alto costo. A partir de los años 70 se crea una nueva droga de bajo costo “la Pasta Básica de Cocaína” a partir de esa fecha eso pasa a ser una epidemia.
En un informe publicado, en diciembre del 2012, la ONG “Devida” afirma que, cada año cerca de 70 mil personas se inician en el consumo de marihuana en el Perú, según una encuesta dada a conocer por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida).
La IV Encuesta Nacional del Consumo de Drogas en población general detalla que, de la cifra total, 60 mil son varones y 10 mil son mujeres. En tanto, 5 de cada 10 consumidores de marihuana y cocaína presentan signos de dependencia a estas sustancias.
De acuerdo al informe presentado, más de 2 millones 324 mil personas declararon que alguna vez en su vida les ofrecieron drogas ilegales, ya sea para probar o para comprar. De ese universo, más de 300 mil son adolescentes entre 12 y 18 años de edad.
¿Porqué eso continúa? ¿Cómo así un niño llega a esta existencia y al llegar a la adolescencia ya es un problema o es víctima de los mismos?
 Recuerdo con claridad cuando en los años 80 el terrorismo causó inseguridad en Perú, los habitantes de Lima, veíamos a través de las noticias esa “realidad” y seguíamos con nuestras “actividades” ajenos a ese “problema”, pero cuando el terror llegó a Lima, ahí la cosa cambio.
 Las acciones del gobierno fueron, en muchos casos, drásticas; se intervenía las universidades del Estado a fin de “capturar” a los estudiantes que tuvieran alguna relación con el partido comunista. Portar un libro rojo era suficiente evidencia para detener a un universitario. Pero el hecho de este recuerdo es porque se tomaron medidas y acciones para “erradicar” el “problema”. Recuerdo que nadie quería ni siquiera tener cerca un libro comunista, porque temíamos ser desaparecidos. Los militares iban a tu casa y te sacaban y a veces nunca más regresabas.
 No estoy pensando que se hagan las mismas acciones para solucionar la crisis de hoy, lo que si creo es que cuando se quiere hacer algo bien se puede hacer. Y cuando hablo de hacer las cosas bien, pienso en una forma de evitar que los que siguen llegando a esta vida sean futuros víctimas de tanto descuido.
 Cuando digo que el currículo escolar no esta diseñado para “dar una formación que nos saque de este círculo de deterioro”, lo digo con base de hechos reales. He visto niños nacer, jugar, ir a la escuela y pasado un tiempo -no mucho- convertidos en consumidores o traficantes consumidores, en marginales con una vida sin posibilidades de recuperación, “mototaxistas-violadores” o en asaltantes-consumidores. Lo he visto, y ya no quiero seguirlo viendo, porque no creo que un ser llegue a esta vida para ese fin.
La proliferación de centros de rehabilitación para drogadictos es una muestra de ese descuido, que no es sólo de los padres. Es de la comunidad, con sus respectivos organismos.
 ¿Tienen algo que ver las drogas y el alcohol en los hechos de violencia? Pienso que sí. Son esos hombres y/o mujeres deformados por un ambiente violento y desordenado sumado a la ingesta de estos productos los que los convierten en esos monstruos que luego nos muestran en televisión. Un entorno enfermo y contaminado daña a estos pequeños inocentes.
 Desatendida la educación de los problemas medulares, los colegios ahora terminan siendo lugares de violencia, de jóvenes irrespetuosos, de vandalismo.
 Hace dos días una noticia ratifica este hecho. Aquí la penosa noticia: http://trome.pe/actualidad/1589062/noticia-auxiliar-volvio-matataxistas-escolares
También es cierto que existen personas que se entregan con bondad a sus profesiones. Hace meses conocí a una mujer dedicada desde hace más de 25 años a la labor de docente en un colegio de educación secundaria en la ciudad de Lima, distrito de Breña,. De las largas conversaciones que hemos tenido, he aprendido a valorar a mujeres como ella, que en su labor de educadora dan más de sí, a fin de auxiliar a sus alumnas de conflictos familiares.
Lupe, muchas veces ha refugiado a alguna chica en su hogar para ponerla a buen recaudo. Ella me ha contado, desde su experiencia con estas niñas, una realidad que muchas veces no sabemos. Chicas que son hijas de padres deteriorados en  consumo de drogas, madres alcohólicas, padres delincuentes, y en algunos casos, madres que tienen una red de prostitución donde explotan a sus propias hijas, las mismas que van al colegio a reclutar a otras jovencitas.
“A esas niñas no les podemos exigir que aprendan a solucionar problemas matemáticos, ellas ya tienen bastante problemas en sus vidas. Darle tareas para realizar en sus casas es un absurdo, ellas están cargadas de tareas pues muchas veces son ellas las que tiene que hacerse cargo de sus hermanos menores y de sus hogares”, comenta Lupe.
Todo esto me corroboró que la educación escolar necesita adaptarse a la realidad. Cada distrito, cada provincia, cada departamento tiene su propia realidad.
 En la sierra peruana, el alcoholismo y el maltrato de la mujer por parte de sus parejas es lo cotidiano y eso se sigue repitiendo en cada nuevo ser que nace en esa “realidad”. Ellos además con el añadido de la secuela que el terrorismo dejó en sus vidas. Y ahora muchos de ellos están inmersos en una lucha desigual contra las grandes compañías mineras que contaminan sus aguas y sus vidas.
En la selva del Perú el suicidio de mujeres es un conteo que no se detiene. También es el lugar donde las cifras de explotación sexual de mujeres y menores son impresionantes; los lugares donde los hombres son llevados a explotar la riqueza de la tierra, se convierten en los escenarios donde las mujeres y los niños son llevados a ser explotados sexualmente.

Es necesario educar para generar una consciencia de respeto y cuido, que pueda subsanar los daños hechos y generar hombres y mujeres nuevos, de esperanza, de concordia.
 Estamos próximas a iniciar con Lupe unos talleres con las chicas del colegio Micaela Bastidas de Breña, a fin de entablar con ella lazos  que nos permitan iniciar, si el cielo lo permite, un cambio de consciencia, una esperanza de cambio y hacerlas partícipes de redes de mujeres, que sepan que no están solas.

Realizaremos un blog y un canal en Youtube con estas jóvenes, para que tengan un espacio de conversación y búsqueda de respuestas a los problemas que los envuelven día a día.
 Hace tres meses, una mañana, viajando en el “Metropolitano” -transporte público de la cuidad de Lima-, escuchaba la voz de una adolescente que narraba a otra persona, sucesos como: robos, asaltos, pandillaje, etc., la voz de la niña denotaba ansiedad -sólo se escuchaba a la niña-; pasados unos minutos, cuando bajaron varios pasajeros y quedó espacio libre, busque con la mirada a la niña que hablaba de esa manera y ¿con quién hablaba?, efectivamente, era una adolescente de aproximadamente 13 año, viajaba con su madre, una mujer humilde que no emitía ningún comentario a su hija; estaba silenciosa ante las inquietudes de su hija. Luego, llegado el momento, la niña abandono el “metropolitano”; había llegado a su destino. Eran cerca de las ocho de la mañana, ella iba a sus clases. Antes se acercó y besó a su madre en la mejilla. Abandonó el transporte público con todas sus preguntas encima, con todas su inquietudes y sus miedos.
 “La niña del metropolitano”, las niñas de Lupe, los chicos que vi crecer en el barrio, como el caso de Manuel que ahora debe tener 30 años  y vive entrando y saliendo de centros de rehabilitación, -recuerdo que de niño Manuel que iba a casa a pedirme que lo ayude con sus tareas de matemáticas-. Ellos y tantos… que sería inacabable el relato, son los que me hacen soñar y buscar herramientas para un cambio.
 Hay mucho por hacer, mucho y a veces siento que es un atrevimiento soñar con hacer algo cuando el problema es tan grande, pero no puedo dejar de soñar con ello. Y por eso este escrito, porque desde aquí, desde estas reflexiones iremos proponiendo Soluciones humanas a desastres inhumanos, trataremos que cada día, cada niño que llegue a esta existencia encuentre algo mejor esta realidad… reeducando…

domingo, 7 de julio de 2013

Porque las Niñas son Algo Más que Princesas

Por Clara restrepo

"Juegos inteligentes para niñas. Porque las niñas son algo más que princesas”.

Con la famosa “we are the champions” de Queen, se presenta el comercial de California GoldieBlox, un fabricante especializado en la construcción de juegos para niños. La apuesta de la empresa es cambiar las ideas tradicionales que dejan sólo los juegos más complejos para los niños y para las niñas princesas y muñecas. 

''Nos dijeron que no hubiéramos sobrevivido en los grandes almacenes al lado de los "corredores rosa" llenos de Barbies. Los juegos de ingeniería para las niñas son un producto de “nicho”, pero tenemos que demostrar que están equivocados'', dijo la fundadora, la ingeniera Deborah Sterling. 

Deborah Sterling es una ingeniera de la Universidad de Stanford California. “Cuando era una niña pensaba que el mundo de la ingeniería era aburrido y solo para los niños. Después me di cuenta que estaba equivocada. Los ingenieros construyen grandes cosas que usamos todos los días, cosas que hacen nuestra vida mejor. La verdad escalofriante es que solo el 11% de los profesionales de ingeniería son varones, los Lego han inspirado a los niños por 100 años y les han desarrollado un interés y habilidades para la ingeniería. Las niñas inician a perder el interés en los aspectos científicos a la edad de 8 años. Esta es nuestra opción: Cambiar las estadísticas. He creado Goldie Blox para inspirar a las niñas en este sentido. Es el momento de motivar a nuestras niñas a construir nuestro futuro".
Os dejamos el video promocional de esta maravillosa idea: