jueves, 13 de febrero de 2014

Novedades sobre el manejo de plazas de guardería en Alemania

Por Ursula Kessler



Bueno, parece que otra vez la mujer –en esta ocasión vamos a poner un ejemplo desde Alemania- es carne de cañon de los que mandan.

Miren: En el año 2007 la Unión Europea decidió una amplificación masiva de plazas de guardería.  En el 2008 el “Bundestag” aprobaba esta nueva ley. Consecuencia: Hoy, en el 2014 hay incontables guarderías vacías. Claro, ahora se intenta a la fuerza llenar las guarderías.
Desde hace un tiempo, se puede escuchar a especialistas en diversos medios de comunicación decir: “Que los padres no sean tan importantes para la educación de los pequeños, y que los profesionales sean mucho más capacitados y por lo tanto los niños tendrían que ir lo antes posible a las guarderías para poder estar con otros niños y poderse desarrollar mejor.”

Resulta que estudios de médicos e investigadores independientes los cuales se han realizado durante decenas de años llegan a resultados totalmente distintos.

Parece que nos quieren vender una “Matrix” artificial porque dicen que ser padres es una actividad después del trabajo, o sea cuando hemos retribuido nuestra actividad remunerada. Y esto nos lo cuenta, aunque es obvio que estamos diseñados para vivir con los hijos desde hace miles de años, compartir la vida diaria con ellos, vivir en grupos. Esta sensación de protección, ese anhelo lo llevamos en cada una de nuestras células.

Además nos quieren hacer creer que, si nosotras, las mujeres no queremos dejar los niños en las guarderías -lo que implicaría no tener que ir a trabajar-, nuestro destino seria una falta de posibilidades de cultivarse, que nuestra vida seria aburrida, una miseria, una monotonía. Cuando en realidad no sería muy difícil organizar las condiciones de trabajo y costumbres sociales de tal manera, que nosotras podríamos permitirnos gozar de los primeros años con los niños, sin –por lo tanto- ser discriminadas.

Tercero: Se dice que no se puede vivir bien, si solamente una persona –normalmente el hombre- trabaja. Aquí creo, que se ha generado -por parte de los que les interesa una consciencia en la población- a posta, para que consumamos más.

Cada vez parece más normal en Alemania que los niños, cuando apenas cumplen 1 año, se las llevan a instituciones oficiales. Las madres que optan por otro camino se les señala como cluecas, sospechosas, gandulas, vagas, porque se supone que no quieren enfrentarse con la “verdadera” vida del trabajo.

Si contemplamos el instinto de protección innato para nuestra descendencia, no es difícil entender, que para la mayoría de las madres resulta bastante difícil dejar sus críos en la guardería a tan temprana edad. Para que –no obstante- lo hagan, debe de haber una presión económica muy fuerte y además una manipulación permanente por parte de las telecomunicaciones. Así surge que padres, aunque no tengan presiones económicas, se deciden a dejar el cuidado de sus niños en manos ajenas, en manos de personas, que “saben” lo que hay que hacer.

A este respecto queremos añadir un dato un tanto curioso. En el año pasado una cadena grande de droguería alemana se ha disuelto y ha dejado miles de desempleados. La empresa empleaba mayoritariamente mujeres. Estas mujeres, que antes vendían lavavajillas, cremas, pasta de dientes, bueno todas las cosas que lleva una droguería… pues, muchas de estas mujeres ahora van a ser o ya son empleadas en las guarderías. ¿qué tal?

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