domingo, 29 de septiembre de 2013

EDUCANDO EN EL OTOÑO DE LA VIDA


Por Inspiración Femenina

Hoy queremos abordar un tema que creemos que es de gran importancia para todos: la educación de  la mujer adulta, madura y anciana.
En general la mayor parte de la sociedad, y en especial las mujeres, a lo largo de la historia solemos pensar en la educación de nuestros niños y adolescentes; y creemos –en la mayoría de los casos- que la educación, el aprender cosas, solo se pueden hacer hasta un determinado tiempo o edad.
Creemos que urge –de alguna  manera- que empecemos a tomar consciencia que el pensar así es un grave error; que el aprender al igual que el amor –como dice la canción- no tiene tiempo, edad, ni fecha en el calendario.
Esto es muy importante y sobre todo para nosotras, ya que a la dificultad que podamos tener por no saber o conocer algo, le tenemos que agregar el hecho de ser mujeres  -nos guste o no-, ya que esto va a ser un hándicap importante en nuestras vidas.
Las mujeres en general hemos estado toda la vida encerradas en nuestro mundo, es decir: la casa, el marido, los hijos, la familia; y mientras tanto el mundo ha seguido y se han producido muchos cambios y adelantos. Y a todo esto, ¿qué ha pasado con las mujeres?,  pues que hemos quedado desfasadas. Y claro, el mundo va tan deprisa que al final de cuentas no conocemos el mundo en el que vivimos.
Si hay algo que tenemos a favor es que siempre hemos sido muy curiosas para algunas cosas, con lo cual, deberíamos –hoy por hoy- utilizar esa curiosidad para ver lo que sucede en el mundo, las cosas nuevas que van ocurriendo. Esa curiosidad, va a hacer que nos interesemos por las cosas y de ahí es que surge el querer aprender algo nuevo.
Algo que podemos hacer es el enseñarnos cosas las unas a las otras, enseñar lo que cada una sabe a la otra. Cierto es que al principio nos puede dar miedo el aprender, ya que en la medida que no sabes de algo lo que haces es cogerle miedo. Por eso es que las mujeres somos tan miedosas, porque no hemos sabido muchas cosas.
Cuando entendemos, comprendemos, y nos sabemos manejar, perdemos el  miedo, en definitiva, nadie se aprovecha de nosotras.
Si hay un factor que también tenemos que tener en cuenta en todo esto es la vergüenza, es muy importante que perdamos el miedo a la vergüenza. Sí. El tener vergüenza por no saber o entender algo, es algo que tenemos que ir perdiendo las mujeres. Basta ya de avergonzarse inútilmente ya que así no podremos seguir avanzando y evolucionando.
Tenemos que comenzar a realizar cosas para nuestro desarrollo personal.
A todos les ha venido muy bien que la mujer no invirtiera tiempo en ella misma. Era mejor invertir en los demás, así ella seguía siendo la eterna esclava, y encima si éramos ignorantes podían hacer con nosotras lo que querían.
No estaría de más que fuera obligación de toda mujer que a partir de una cierta edad comenzáramos a tomar tiempo para nuestro aprendizaje personal.
Una buena manera de poner en práctica esto que estamos hablando es el aprender una cosa por año. Es decir, un año nos podemos dedicar a aprender pintura, otro año nos podemos dedicar a aprender un idioma, a cantar, a bailar, y si seguimos la lista puede ser interminable.
Tal vez esto sea un método de inmortalidad, ya que no nos alcanzarían los años para aprender cosas diferentes. Que no pase un año sin que hayamos adquirido una nueva habilidad.
No es tiempo de mirar hacia atrás, y derramar lagrimas por lo que no hemos hecho o aprendido. Es momento de mirar hacia adelante y ver todo lo que aún nos queda por aprender y descubrir; pero sobre todo el aprender y a descubrir con otras mujeres, que de seguro que a poco que indaguemos, muy seguramente, estarán igual que nosotras, y tendrán las mismas inquietudes, y anhelos.
Tenemos una gran deuda con nosotras mismas, como mujeres y como especie femenina. Penemos que no importa la edad que tengamos, siempre es tiempo de aprender.




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